Alma P. Flores // Fotografía proporcionada por la autora
En el mundo de la auditoría, pocas palabras generan tanto debate como ‘calidad’. Durante años, hemos vivido con la sensación de que bastaba con cumplir listas de verificación y procedimientos para demostrarla. Hoy, con la llegada de las Normas Internacionales de Gestión de la Calidad 1 y 2 (NIGC 1 y NIGC 2), esa ilusión se rompe.
Estas normas no solo cambian los requisitos: nos obligan a repensar nuestra forma de trabajar, de liderar y hasta de comunicarnos dentro de la firma.
Lo que más me llama la atención no es la carga documental ni los nuevos títulos que se asignan en los organigramas, sino el cambio de mentalidad que se exige.
La calidad ya no se ‘controla’ desde la última etapa del encargo, sino que se ‘gestiona’ desde el primer momento y se revisa de forma independiente en puntos clave. Eso suena bien en teoría, pero en la práctica, sobre todo para las firmas medianas, es un reto que huele más a maratón que a carrera corta.
1. Del control a la gestión: un cambio incómodo pero necesario
La Norma de Control de Calidad nos acostumbró a pensar que la calidad era algo que se revisaba al final, como un examen final de curso. NIGC 1 y NIGC 2 cambian las reglas del juego: ahora la calidad se vive día a día, y todos en la firma tienen un papel que jugar. No es un cambio cómodo, porque implica asumir responsabilidades que antes ni veíamos, pero es necesario si queremos estar a la altura de un entorno más exigente y fiscalizado.
2. Ocho componentes que suenan simples… hasta que intentas aplicarlos
Sobre el papel, los ocho componentes de NIGC 1 parecen fáciles de entender: Valoración de riesgos, liderazgo, ética, aceptación de clientes, realización del trabajo, recursos, comunicación, monitoreo y acciones correctivas. El problema es que, en la práctica, cada uno de ellos exige cambios culturales y de hábitos que no siempre encajan con el día a día de una firma mediana. Especialmente cuando se trata de liderazgo visible y comunicación interna, dos áreas donde solemos flaquear.
3. NIGC 2: El revisor de calidad como conciencia incómoda
La revisión de calidad del encargo, tal como la plantea NIGC 2, no es un trámite. Es tener a alguien que entra al proceso, no para encontrar culpables, sino para asegurarse de que no estamos a punto de cometer un error que luego será imposible de corregir. Eso requiere humildad para aceptar observaciones y madurez para verlas como un aporte, no como una amenaza.
4. Los riesgos que nadie menciona en las presentaciones
En conferencias todo suena perfecto, pero en la vida real surgen problemas: falta de tiempo, recursos limitados, equipos que se resisten al cambio, y la dificultad de encontrar revisores independientes con experiencia suficiente. Si no hablamos de estos riesgos de frente, corremos el peligro de implementar un sistema que luce bien en papel, pero que no funciona en la práctica. Y ese es precisamente el objetivo de la Norma, visualizar firmas confiables a largo plazo y afrontar los retos que eso implica.
5. Claves para no ahogarse en el intento
Primero, entender que esto es un proceso continuo, no un proyecto con fecha de fin. Segundo, priorizar lo esencial: no intentar resolver todo a la vez, sino atacar los puntos más críticos. Y tercero, invertir en cultura: la mejor norma se derrumba si las personas que la aplican no creen en ella.
6. Más que normas, una oportunidad
NIGC 1 y 2 son más que un nuevo requisito: son una oportunidad para que las firmas medianas se fortalezcan, se diferencien y construyan una reputación de calidad real, no solo declarada. Pero esa oportunidad solo se aprovechará si dejamos de ver la calidad como un archivo que se actualiza y empezamos a verla como una forma de trabajar.
7. Recomendación a los empresarios
No quisiera terminar este artículo sin dirigirme al empresario, quien es el beneficiario final de esta normativa. Específicamente en el momento clave de seleccionar una firma para los diferentes servicios de auditoria y atestiguamiento que requiere.
Recomiendo que en este proceso tomen muy en cuenta que las firmas que vayan a evaluar cumplan como primer requisito con el estar afiliadas al Instituto de Contadores de su localidad, ya que este último requiere de manera obligatoria el cumplimiento de lo dispuesto en estas 2 normas.
Lo anterior brindará una mayor certeza de que el servicio a recibir y los trabajos resultantes cuentan con sello de revisión de calidad.
Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial del ICPNL.
La autora es Miembro de la Comisión de la Norma Internacional de Gestión de la Calidad.
Contacto: [email protected]
Información recibida por el periódico El Financiero, 19 de Agosto del 2025