Luis de Gárate // Fotografía proporcionada por el autor
En fechas recientes, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), publicó la nueva versión del Código de Mejores Prácticas de Gobierno Corporativo para nuestro país y aprovechando el acontecimiento, este artículo aborda la evolución de dicho documento y su importancia para las empresas de México.
Los Códigos de Gobierno Corporativo han sido clave en la profesionalización de la administración empresarial, promoviendo transparencia y confianza entre inversionistas, empleados y la sociedad. A nivel internacional, organismos como la OCDE y el G-20 han establecido estándares de responsabilidad social y sostenibilidad. En México, el Consejo Coordinador Empresarial ha liderado la evolución del Código de Mejores Prácticas de Gobierno Corporativo desde su primera versión en 1999, ajustándolo a las exigencias del entorno global.
El Código de Mejores Prácticas de Gobierno Corporativo fue creado en 1999 por el CCE con el objetivo de fortalecer la estructura de gobierno de las empresas mexicanas y facilitar su acceso a financiamiento bajo mejores condiciones. Su primera actualización en 2006 incorporó principios esenciales como: Ética empresarial y responsabilidad social; Transparencia en la revelación de información; Mejoras en la prevención de conflictos de interés; Fortalecimiento del Consejo de Administración como órgano clave y Planes de sucesión para garantizar la estabilidad y continuidad de las empresas.
El Código estableció que el Consejo de Administración debía asumir un rol estratégico para el desarrollo empresarial, alineando las prácticas corporativas con estándares internacionales.
En la versión revisada de 2010, me tocó la fortuna de participar a través de la invitación de don Roberto Daniel Díaz y dicha actualización introdujo cambios estructurales en respuesta a riesgos globales como la crisis financiera de 2008, el cambio climático y la aceleración tecnológica. Se reforzaron elementos clave como: Separación de funciones entre el Consejo de Administración y la gestión operativa; Mayor énfasis en el rol del Consejero Independiente; Implementación de un plan formal de sucesión y Estrategias de gestión de riesgos con un enfoque más estructurado.
Uno de los cambios más importantes fue reafirmar la aplicabilidad del Código no solo para empresas públicas, sino también para privadas, independientemente de su tamaño. Esto permitió fortalecer la institucionalización de empresas familiares y fortalecer su continuidad.
En 2018, el Código cambió su nombre a Código de Principios y Mejores Prácticas de Gobierno Corporativo, ampliando su alcance y alineándolo con las mejores tendencias internacionales. Entre las modificaciones más relevantes destacan: Incorporación del Principio de Conducción Honesta y Responsable; Mayor énfasis en la diversidad dentro de los Consejos de Administración, recomendando la inclusión de mujeres; Mecanismos para la prevención y solución de controversias entre accionistas y consejeros y Creación de la función de Riesgo y Cumplimiento, independiente de la auditoría.
Esta versión reforzó la importancia de la sostenibilidad y la ética empresarial como pilares del Gobierno Corporativo moderno. La gestión de riesgos dejó de ser un mecanismo reactivo para convertirse en una función estratégica de las empresas.
El Código 2025 refleja la creciente importancia de la sostenibilidad, la digitalización y la inclusión en el entorno empresarial global. Sus principales innovaciones incluyen: Enfoque en sostenibilidad y responsabilidad social; Regulación de reuniones virtuales del Consejo de Administración; Mayor énfasis en ciberseguridad, protección de datos y transformación digital; Protocolos específicos para empresas familiares y su vinculación con partes relacionadas y Exigencias más estrictas en la transparencia de información financiera y no financiera.
Esta versión reconoce que no existe un único modelo de Gobierno Corporativo, sino que debe adaptarse a la realidad y complejidad de cada empresa. Su aplicación busca preparar a las empresas mexicanas para los desafíos de la economía global y a la vez, regionalizada.
La evolución del Código de Mejores Prácticas de Gobierno Corporativo en México muestra un cambio de enfoque: desde un marco regulatorio centrado en el control (1999-2010) hacia una estrategia orientada a la sostenibilidad y la innovación (2018-2025). Entre sus principales tendencias destacan:
Ética y Transparencia: Desde 2006, se reforzó la importancia de la ética empresarial. En 2025, se integran mecanismos más robustos para prevenir operaciones indebidas y proteger a informantes.
Gestión de Riesgos: Mientras en 2010 se impulsó un enfoque administrativo de los riesgos, en 2018 y 2025 se ha evolucionado hacia una estrategia proactiva, con áreas especializadas que garantizan la estabilidad de la empresa.
Sostenibilidad: Inicialmente, el Código se centraba en la estabilidad financiera y la transparencia. En la versión 2025, la sostenibilidad y la responsabilidad social se convierten en ejes fundamentales del Gobierno Corporativo, alineándose con las mejores prácticas internacionales.
Diversidad e Inclusión: Desde 2018, se promovió la inclusión de mujeres en los Consejos de Administración. En 2025, el enfoque se amplía para garantizar mayor diversidad de género y representación equitativa en la toma de decisiones.
El Código 2025 representa una evolución clave en el Gobierno Corporativo en México, consolidando a las empresas bajo estándares internacionales y preparándolas para enfrentar los retos del futuro. Su implementación efectiva será determinante para la competitividad empresarial en un mundo cada vez más exigente.
El autor es Luis Eugenio De Garate Pérez Vicepresidente de Sector Empresas del ICPNL.
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Información recibida por el periódico El Financiero, 25 de febrero del 2025