Jorge Alberto Labra: Los aranceles y los precios de transferencia definirán el futuro del nearshoring en México

¿México aprovechó el famoso nearshoring?


Jorge Alberto Labra // Fotografía proporcionada por el autor


En los últimos 3 años, uno de los temas más comentados dentro del ámbito económico, financiero e inclusive fiscal fue el “near-shoring” en México.

El cual podemos definir de manera pragmática como la relocalización de las cadenas productivas hacia México dado la ventaja que ofrece por su cercanía geográfica a Estados Unidos, el mercado más grande del mundo, con el objetivo de reducir costos, acortar tiempos logísticos y asegurar el abasto.

Esta tendencia se fortalece posterior a la crisis ocasionada por el Covid-19, es decir, finales del 2021, principios de 2022. Pero vale la pena preguntarse ¿México aprovechó el famoso nearshoring? ¿Sigue latente esta tendencia? ¿La Autoridad Fiscal Mexicana también se ha beneficiado por este fenómeno?

De acuerdo con datos del Departamento de Comercio de Estados Unidos, en 2017 el 21 % de las importaciones estadounidenses provenía de China y el 13 % de México. Para 2024, la participación china cayó al 14 %, mientras México alcanzó el 16 %. Ese año, México se convirtió en el principal exportador de bienes y servicios hacia Estados Unidos.

Para dimensionar la magnitud de este hecho, quiero citar dos datos. En términos nominales, en 2020 Estados Unidos importó $325 mil millones de USD, para 2024 el valor creció a $506 mil millones de USD, lo cual representa un incremento del 55%, respecto del 2020. Como contexto, los $506 mil millones de dólares de importaciones provenientes de México, son más que lo que Estados Unidos importó de Brasil, Vietnam, Corea del Sur, Colombia y Japón, en su conjunto.

Sin duda, México ha sabido capitalizar el near-shoring. No obstante, alrededor del 69 % de esas importaciones proviene de operaciones entre partes relacionadas, es decir, de grupos multinacionales que operan regionalmente y aprovechan las ventajas del país, especialmente en manufactura y ensamble.

Es de suma importancia para los Grupos Multinacionales que, al instalar, mover o desarrollar una cadena productiva en México tengan identificado plenamente cual es el valor que se está generando dentro de la cadena por parte de las subsidiarias o holdings en México para definir una adecuada política de precios de transferencia que compense las funciones desarrolladas, activos empleados y riesgos asumidos en la operación del negocio.

Me gustaría poner dos ejemplos muy claros: el primero de ellos es la industria automotriz; La industria automotriz es el mejor espejo del near-shoring mexicano. En 2024, México produjo casi cuatro millones de vehículos, tres de cada cuatro destinados a Estados Unidos. Este flujo, sustentado en miles de ingenieros y una red de proveedores altamente especializados, exige que las reglas de precios de transferencia reflejen el valor real generado en territorio mexicano. En un entorno donde los aranceles y las cadenas de suministro se reconfiguran, el equilibrio entre competitividad y fiscalidad se convierte en el nuevo diferencial estratégico.

Un segundo ejemplo es el tema del acero producido en México, en el acero, la frontera entre comercio y fiscalidad es aún más delgada. Desde que Estados Unidos impuso un arancel del 50 %, las siderúrgicas mexicanas han debido adaptar sus estrategias de exportación y precios intercompañía para preservar su acceso al mercado.

En un entorno donde más del 70 % de la producción nacional se destina a Estados Unidos, la consistencia entre el valor aduanero y los precios de transferencia se ha vuelto una condición para competir. Buscar una ventaja comercial se puede tornar en la generación de un riesgo fiscal.

El auge del comercio entre México y Estados Unidos no solo se ha traducido en récords de exportación, sino también en una recaudación histórica para el fisco mexicano.

No es coincidencia: detrás de cada punto porcentual de crecimiento comercial existe una base fiscal más amplia, integrada por las mismas empresas multinacionales que hoy sostienen el near-shoring.

En este nuevo mapa económico, los grandes contribuyentes se han convertido también en el principal frente de fiscalización. El éxito del near-shoring, por tanto, no solo se mide en inversiones o empleos, sino también en la capacidad del Estado para capturar el valor económico real que se genera dentro de sus fronteras.

En este contexto, los precios de transferencia dejan de ser un tema técnico para convertirse en el puente entre la competitividad industrial y la responsabilidad fiscal.

Aun así, la integración económica que México ha logrado podría enfrentarse a una nueva amenaza: la incertidumbre arancelaria. Si bien la mayoría de los productos comerciados dentro del T-MEC están libres de aranceles, la imposición unilateral de medidas puede alterar radicalmente los flujos de inversión y la planeación de precios intercompañía.

El desafío será mantener la confianza de los inversionistas y la coherencia de las políticas fiscales frente a un entorno global cada vez más proteccionista.


Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial del ICPNL.


El autor es Miembro de la Comisión de Precios de Transferencia del ICPNL.

Contacto: [email protected]

Información recibida por el periódico El Financiero, 11 de Noviembre del 2025

Fuente: El Financiero


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COMUNICADO PRENSA 004-2025 / COMITÉ DE PRENSA ICPNL